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domingo, 26 de junio de 2011

Elecciones primarias: entrevista con Alberto Dalla Vía

"Es hora de que el Gobierno se ocupe de informar sobre las primarias"
Reconocido constitucionalista, integrante de la Cámara Nacional Electoral, Dalla Vía dice que hay un alto grado de desconocimiento en torno a la votación del próximo 14 de agosto, afirma que el Gobierno debería hacer un mayor esfuerzo de difusión y advierte que, cuando este esfuerzo no se hace, el sistema electoral no puede garantizar la igualdad en la competencia


Laura Zommer
Para LA NACION
Dice que el oficialismo es muy vivo y la oposición, muy dormida. Y califica a la última reforma electoral, gracias a la cual debutarán en la Argentina las elecciones primarias y el padrón mixto, como complicada y sofisticada (no porque sea necesariamente mala, sino porque no es fácil de implementar). El que habla no es un constitucionalista más. Alberto Dalla Vía es uno de los tres jueces de la Cámara Nacional Electoral y suena resignado cuando dice que "las leyes no pueden dominar la realidad política argentina" y que la provincia de Buenos Aires es y seguirá siendo la madre de todas las batallas y el escenario principal de las picardías de nuestros políticos.

Advierte, además, que al electorado le falta información sobre las nuevas reglas de juego porque el Gobierno no hizo suficiente campaña sobre este asunto y que también les falta información a los apoderados de los partidos, que ayer cerraron las listas que los electores encontrarán en el cuarto oscuro el 14 de agosto. Y adelanta que, exceptuando al oficialismo, todos tendrán dificultades para cumplir con la nueva normativa, que tiene novedades, especialmente en materia de financiamiento de las campañas.

En las elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO), los ciudadanos elegirán a los precandidatos de los partidos que se convertirán en candidatos a ocupar distintos cargos. Por eso, la oficialización de las listas estuvo este año y por vez primera a cargo de los partidos y no de la Justicia. Y en las elecciones generales del 23 de octubre se elegirán autoridades. Pero, como en la Argentina las cosas no siempre resultan como el legislador las planea, en el caso de los precandidatos a Presidente, los partidos ya eligieron a sus candidatos. Por eso, esta vez, las PASO servirán en realidad para que el electorado elija candidatos sólo para las otras categorías: senadores, diputados, intendentes (en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo), entre otras.

"Como somos un país presidencialista, la opinión pública ve la punta del iceberg y cree que las PASO no definirán nada y serán una especie de encuesta certera porque las candidaturas para presidente ya están resueltas, pero esto no es así. Como ocurre con los icebergs, las dos terceras partes que están por abajo del agua son el resto de las candidaturas. Y eso sigue estando en discusión y seguramente va a haber allí pujas polémicas. En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, se elegirán autoridades para nueve categorías, y la gente puede votar en cada una por candidatos de un partido diferente si así lo desea", aclara el magistrado.

Dalla Vía tiene 54 años, es padre de tres hijos -Patricio, Luciano y Camila- y se convirtió en camarista electoral en 2001. Fue, junto con su par Santiago Corcuera, el primer juez nombrado por el Consejo de la Magistratura de acuerdo con el nuevo sistema de selección de jueces, que reemplazó al dedo presidencial.

Tiene currículum de sobra: es abogado por la Universidad de Buenos Aires, doctor en Derecho Constitucional y en Ciencia Política, profesor titular de Derecho Constitucional en la Facultad de Derecho de la UBA, miembro de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas y de la Real Academia Española de Ciencias Morales y Políticas y presidente de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional.

Además fue Premio Konex 2008 en la categoría "Jueces" de la última década, es autor de más de 20 libros y publicó más de 200 artículos de Derecho Constitucional y Ciencia Política. Antes de convertirse en camarista electoral era juez civil en Quilmes y ejerció la profesión durante 18 años.

Cuando se le pregunta si los otros precandidatos presidenciales podrán usar la cadena nacional para lanzar su candidatura, como hizo esta semana la Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, responde que la Justicia es siempre el último recurso y, en este caso, antes debiera presentarse un recurso ante la Secretaría de Medios. Y protesta por el bajo nivel de debate y discusión que recibieron algunas de las innovaciones de la reforma (por ejemplo, aquella que prohibió la pauta privada en televisión durante la campaña y colocó en manos del Ministerio del Interior el reparto de la pauta pública para todos los candidatos).

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/ Suplemento "Enfoques", edición impresa del domingo 26 de junio de 2011

-Dicen los expertos en temas electorales que la última reforma política fue la más importante desde el retorno de la democracia y que, como en cualquier reforma, probablemente haya desafíos vinculados a la implementación. ¿Cuáles son los principales desafíos?
-Permítame recordarles a los especialistas que la reforma más importante de la democracia fue la reforma constitucional, que puso la segunda vuelta, el ballotage, la elección directa de los senadores y eliminó el Colegio Electoral. Que no se olviden de eso, porque de eso no se acuerdan algunos, como no se acuerdan de otras cosas. Evidentemente, la de 2009 fue una reforma muy grande, muy complicada, muy sofisticada. El centro de la cuestión son las primarias, que implican una cantidad de aspectos que de acuerdo a cómo se dé el juego político van a traer mayor o menor cantidad de problemas. Como se están dando las cosas, parecería ser que las primarias no van a ser muy utilizadas para las categorías presidenciales, aun cuando el objetivo del legislador había sido que lo fueran, revalorizando el bipartidismo de peronistas y radicales.

-Las primarias parecen una encuesta certera, aunque cara.
-Pero no elegimos solamente presidente. El problema de la ley argentina es que elegimos presidente, legisladores y que en muchos distritos hay simultaneidad, si bien algunas provincias han comenzado una práctica que antes no se daba: la de hacer elecciones separadas, como ocurrió en Chubut, en la Capital, en Santa Fe. No hay que olvidarse de que hay muchos distritos donde las elecciones son simultáneas, por lo tanto, se eligen autoridades nacionales y autoridades provinciales. Y la "madre de todas las batallas" es, como siempre, la Provincia de Buenos Aires, un distrito donde hay casi 11 millones de electores, es decir, más que en muchos países de América latina, y donde dada la desigualdad de la distribución de la población en la Argentina todos sabemos cómo se concentra el poder político, a punto tal que en la Argentina, a diferencia de la época del orden conservador, donde los grandes actores políticos eran los gobernadores, que le disputaban el poder al presidente, ahora han aparecido los intendentes o los "barones" del conurbano, que son grandes actores políticos. Entonces, en la provincia de Buenos Aires vamos a tener una boleta con nueve secciones. En la primaria hay que elegir presidente y vicepresidente, senador, diputado, gobernador y vice en el caso provincial, y todas las autoridades provinciales hasta consejero escolar. Por lo tanto, el ciudadano, que está muy poco informado, tiene que tener claro que tiene un voto por cada categoría. En la primaria se tiene un voto por cada categoría de cargo, un ciudadano puede votar a presidente por un partido y a legislador provincial por otro. Entonces, en muchas categorías inferiores la disputa va a ser álgida y creo que uno de los problemas que vamos a tener va a ser la confección de las actas de escrutinio en la provincia de Buenos Aires, sobre todo por este nivel de complejidad.

-¿Y cómo superar estas complejidades, producto del sistema de partidos y electoral argentino?
-La Cámara Electoral siempre fue partidaria de la boleta única, así lo hemos manifestado en distintos seminarios. Pero bueno, el legislador argentino cuando votó la última reforma (sonríe) decidió otra cosa. En el futuro habría que legislar pensando más en el interés del ciudadano que en el de los partidos.

-¿Qué traería la boleta única?
-La boleta única transparenta más la elección y evita la proliferación de boletas por categorías que tenemos en la Argentina. Hay partidos que van a llevar sábanas, pero los ciudadanos pueden cortar boleta. Nosotros entendemos que en esta elección va a haber una multiplicidad de boletas. Además, la ley establece que las boletas deberán ser en colores, y los partidos que no consigan tener la boleta en color la llevarán en blanco y negro. Pero 50 días antes de la elección deben oficializar colores.

-¿Eso ya pasó? ¿Cuál es el color de cada candidato a Presidente?
-No, todavía no. Estamos hablando de 50 días antes de la primaria. Lo único que se ha cumplido hasta ahora del cronograma electoral, además del cierre del padrón (que este año debuta mixto e informatizado), ha sido la presentación de alianzas, que se hace 60 días antes de la primaria. Porque con esta ley, para enfatizar lo complejo de todo, no se pueden hacer alianzas entre la primaria y la elección general, como se hacía antes: los partidos hacían sus internas y después podían armar alianzas, recomponer alianzas. Ahora las alianzas hay que hacerlas antes. El miércoles de la semana última se presentaron siete alianzas: Compromiso Federal, que lleva como candidato a Alberto Rodríguez Saá; el Frente Amplio Progresista, de Hermes Binner; la Alianza Frente de Izquierda y de los Trabajadores, que postula a Jorge Altamira; el Frente para la Victoria de la Presidenta; el Frente Popular de Eduardo Duhalde; la Alianza para el Desarrollo Social Udeso que candidatea a Ricardo Alfonsín, y Proyecto Sur, de Pino Solanas.

-¿Cuál es el sentido de las primarias si los partidos ya decidieron a sus principales candidatos?
-Todavía no se han oficializado candidaturas sino solamente alianzas, pero lo que puede ocurrir es que, efectivamente, no se cumpla con la lógica prevista por el legislador. Cuando se debatió esta ley, en diciembre de 2009, posiblemente uno de los grandes objetivos fue tratar de reconstruir el bipartidismo. Tratar de recomponer a los grandes partidos, por eso se establecieron criterios muy estrictos para el número de afiliaciones, y han caducado muchos partidos políticos.

-¿Caducaron?
-Sí, han caducado y hay muchos que están en proceso de tratamiento. Teníamos más de 700 y hay menos de 500 ahora.

-Entonces, ¿volviendo a las primarias?
-La participación en una primaria -si hubiéramos tenido, por ejemplo, dentro de las alianzas, distintos candidatos que participaran en una gran primaria de los grandes grupos políticos- hubiera funcionado como factor de reducción. Lo que pasa es que las leyes no pueden dominar a la realidad política. A veces el legislador intenta diagramarla, pero la realidad política argentina hizo que, por ejemplo dentro del sector tradicional justicialista no se realizara una gran primaria entre oficialismo del Frente para la Victoria, el sector de la Alianza Unión Popular de Duhalde y el sector del Peronismo Federal con un tercer candidato, y en el panradicalismo también ocurrió lo mismo.

-Usted dice entonces que, aunque no vayan a ser como se pensaron, las primarias.
-(Interrumpe) Es importante que los ciudadanos sepan que la primaria es una elección nacional, en la cual hay que ir a votar y en la cual cuanta mayor participación haya, también vamos a tener mayor protagonismo todos en la elección de candidatos. Eso es lo que ha pretendido la ley. La Cámara Electoral está preocupada porque no hay discusión y porque la gente tiene muy poca información.

-¿Quién debería informar?
-Nosotros creemos que debería haber más discusión, lo hemos pedido varias veces. Estamos en el año de Sarmiento, que decía "hay que educar al soberano". Sobre todo cuando hay una ley nueva como ésta, no se puede pretender que los ciudadanos sepan de la noche a la mañana todas las características de un sistema electoral nuevo y complejo. Nosotros nos damos cuenta de que entre la propia dirigencia política aparecen a veces notorios desconocimientos de las reglas de juego de la ley. A ver, ¿cuánta gente sabe que este sufragio es obligatorio? ¿Cuánta gente sabe que se puede votar por una categoría de candidato? ¿Cuánta gente sabe que esta vez las mesas van a ser mixtas? Parece hora ya de que lo sepa y de que el Gobierno se ocupe de difundirlo.

-¿Y por qué cree que no hay difusión? ¿El Gobierno alega que no tiene fondos, o cree usted que falta voluntad política?
-Yo no sabría decirle por qué. Tal vez sería inexacto decir que no ha habido ninguna difusión. Ha habido alguna difusión: en "Fútbol para Todos" aparecen avisos de las primarias. Cuando nos hemos dirigido al Poder Ejecutivo Nacional, que es el que tiene los fondos para estas campañas, nos han dicho que esto lo iban a iniciar un poco más adelante. Nosotros lo que decimos es que toda difusión es poca, y que necesitamos más. La clave de un sistema electoral es que garantice igualdad en la competencia, y brinde seguridad jurídica y previsibilidad. Si no hay difusión, estos principios básicos tienden a fallar.

MANO A MANO
Alberto Dalla Vía tiene oficio: diría que logra decir lo que quiere sin decir demasiado.

Cuida cada una de sus palabras. Pretende no adelantar posiciones sobre temas que podrían ser objeto de controversia y que lo recusen por ello. Igual, se nota que tiene ganas de decir mucho más de lo que efectivamente dice. Le gustaría dejar el traje de juez por un rato y hablar como académico, pero elige no hacerlo.

Los temas que llegan a la Cámara están lejos de ser los que él desearía. Es que los fiscales electorales casi no presentan denuncias por irregularidades contra los partidos o el Gobierno. Y, contrariamente a lo que muchos esperaban, tampoco los candidatos de la oposición ni los medios de comunicación audiovisual objetaron judicialmente la reforma. Al menos, no hasta ahora.

Dalla Vía habla con convicción, sostiene sus posiciones con citas de juristas célebres, sonríe cuando una pregunta lo arrincona y, en varios momentos, levanta los hombros, como evidencia quizá de que comparte una posición, pero no lo dirá abiertamente.

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